Cuando ocurre una situación altamente estresante, el cerebro se ve sobrepasado y en algunas ocasiones no puede procesar la información. Aunque la persona tenga un funcionamiento y unos recursos de afrontamiento sanos, su sistema nervioso se puede bloquear ante lo que está viviendo, lo que puede generar una alta activación emocional que puede durar un tiempo breve o muy prolongado.
El cerebro queda en ocasiones en un estado de sobre activación que se detona con cosas del día a día y hace que nos cueste desconectar, parar, dormir, sacarnos determinadas imágenes o ideas de la cabeza, etc. o la persona puede sentirse aturdida y perder concentración y eficacia en el trabajo.
En numerosos estudios de investigación, se ha demostrado que el abordaje terapéutico EMDR produce un efecto sobre el sistema nervioso autónomo (o involuntario) parasimpático y reduce la intensidad de las imágenes recurrentes, así como la activación emocional en general.
Actúa sobre el SN parasimpático, cuya función es la de provocar o mantener un estado corporal de descanso o relajación tras un esfuerzo o para realizar funciones importantes como es la digestión o el acto sexual. Actúa sobre el nivel de estrés del organismo disminuyéndolo. Realiza funciones opuestamente complementarias con respecto al sistema nervioso simpático, que es el responsable de la respuesta de lucha o huida, la reacción del cuerpo ante situaciones peligrosas o estresantes. Da prioridad a salir de la situación de forma segura aumentando el flujo sanguíneo y el oxígeno al corazón y a los músculos y apagando otras funciones corporales.
El sistema nervioso parasimpático participa en la regulación del aparato cardiovascular, del aparato digestivo y del aparato genitourinario.
En cuanto al sistema nervioso simpático, nuestro cuerpo tiende a estar en modo de lucha o huida más de lo necesario, por lo que generalmente queremos centrarnos en reducir la actividad simpática. Podemos conseguirlo actuando directamente sobre el sistema simpático o aumentando la actividad parasimpática para cambiar el equilibrio del sistema nervioso autónomo (involuntario). Los estudios han demostrado que podemos cambiar nuestro sistema nervioso autónomo para favorecer la actividad parasimpática y reducir la actividad simpática mediante el ejercicio de intensidad moderada, el masaje, la meditación y el yoga.
El sistema nervioso, entonces, está organizado para reconocer las perturbaciones, alteraciones o cambios que ocurren en el medio interno y externo al organismo. También está equipado para predecir, evaluar e interpretar información y responder, en consecuencia, a través de cambios en los músculos o glándulas, y en ocasiones interpreta como alertas o peligros estímulos que no son peligrosos, que activan innecesariamente el sistema de lucha o huida.
La terapia EMDR desbloquea el sistema nervioso de forma directa y facilita la descarga del nivel de activación. Para ello, empleamos determinadas herramientas como movimientos oculares, sonidos o tapping, que estimulan el cerebro de forma bilateral y alternante.
Gracias a las herramientas de estimulación bilateral del cerebro, se va facilitando la descarga emocional y el desbloqueo de un sistema nervioso que se pueda haber saturado. También reforzamos los recursos personales que cada uno posee, lo que aumenta su resiliencia y repercute, en una mejora personal y funcional.
¿QUÉ DICEN DEL ABORDAJE EMDR LOS ORGANISMOS Y PUBLICACIONES CIENTÍFICAS?
La Organización Mundial de la Salud recomienda desde 2013 la terapia EMDR como uno de los tratamientos de elección para el tratamiento del trauma con evidencia empírica.
Se han publicado también numerosos estudios de investigación en situaciones de estrés agudo derivadas de situaciones como la que vivimos en la pandemia.
(https://www.emdr-es.org/Sobre-EMDR/Investigaciones-que-avalan-el-EMDR-como-psicoterapia).
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