1.La investigación sobre los efectos del mindfulness en los indicadores de bienestar (Amadei, 2013; Keng y otros, 2012). Kang, Gruber y Gray (2013) sugieren, por ejemplo, que el mindfulness se asocia con un aumento del bienestar mediante un mecanismo de “des automatización”:
durante nuestra vida diaria hay muchos pensamientos y comportamientos implementados con una especie de “piloto automático”, de forma espontánea, inmediata y sobre todo inconsciente, guiados por nuestros hábitos y experiencias anteriores.
La automaticidad de algunos comportamientos es ciertamente adaptativa, ya que permite hacer gestos o tomar decisiones con un uso limitado de recursos y permite realizar varias acciones al mismo tiempo. Estos comportamientos automáticos se forman sobre la base de mecanismos de aprendizaje: un estímulo está asociado a una respuesta, que conduce a un resultado positivo en un contexto o momento determinado. Así pues, esta asociación se aprende y se extiende también a otros contextos. Sin embargo, algunas reacciones mentales, si son automáticas, pueden estar asociadas con una disminución del bienestar porque conducen a emociones, pensamientos y comportamientos llevados a cabo de manera inconsciente, basados en un hábito o en una respuesta de estímulo de asociación que ha tenido éxito en un contexto, pero que podría ser disfuncional en otro.
El mindfulness debe conducir, en cambio, a un proceso de des automatización, que permita la aplicación de reacciones cognitivas y emocionales conscientes y apropiadas en lugar de involuntarias y automáticas (Kang et al., 2013).
2.La relación entre el mindfulness y la evaluación de los acontecimientos estresantes. Algunos estudios sugieren que el mindfulness puede atenuar las evaluaciones negativas que se dan a los acontecimientos potencialmente estresantes. Por otra parte, esta forma de consciencia parece llevar al uso de estrategias de coping (afrontamiento) adaptativos, basados en la actitud de afrontamiento más adecuada al contexto concreto y no a la evitación o reacción automática antigua.
3.Auto-compasión también debe distinguirse del mindfulness, no obstante, estos dos constructos muestran una fuerte relación entre ellos. En primer lugar, el mindfulness es un requisito previo para la auto-compasion (Birnie, et al., 2010; Neff & Germer, 2013), como también lo demuestra el hecho de que, en los estudios sobre los efectos de las intervenciones basadas en el mindfulness, el aumento de la disposición personal a estar atento también se asocia con un aumento de las puntuaciones de auto-compasión.
El mindfulness y la auto-compasión también muestran algunas áreas de superposición, ya que ambas conciernen a aspectos de la conciencia, las actitudes no críticas, la aceptación y aspectos de la compasión. Precisamente debido a estas áreas superpuestas, los dos constructos tienen patrones de correlación similares con los indicadores de bienestar individual.
El mindfulness media los efectos del conocido programa de Mindfulness MBSR (Reducción del estrés basada en la atención plena) en los síntomas de la depresión, los indicadores de salud y el bienestar psicológico, mientras que la auto-compasión parece mediar los efectos del MBSR en el estrés percibido y el aumento de la felicidad.
Las investigaciones han mostrado en diversos estudios asociarse a un mayor bienestar subjetivo, como sugiere su correlación con una mayor afectividad positiva, satisfacción de vida y optimismo, así como con una reducción de la afectividad negativa
Los resultados obtenidos parecen confirmar que, a medida que aumenta la auto-compasión, se produce una disminución de la ansiedad y la depresión. La relación entre la auto-compasión y la ansiedad parece estar mediada por una disminución de la preocupación y la rumia (Raes, 2010) o, en el contexto académico, por una menor sensación de fracaso o una mayor competencia percibida (Neff et al., 2005). Como mediador, en la asociación entre la auto-compasión y la depresión parece haber una reducción en la preocupación y en la sensación que la propia vida no tenga significado y no se puede gestionar.
La auto-compasión también se asocia con un mayor bienestar psicológico. En investigaciones de Lee y Bang (2010), compararon un grupo de control con otro que hizo el programa Mindfulness-Based Cognitive Therapy (MBCT) al cual se le había añadido un entrenamiento de auto-compasión. Encontrado que, efectivamente, la intervención del mindfulness combinado con la auto-compasión llevaba a un mejoramiento significativo del bienestar psicológico, considerando una vez más su globalidad.
La autocompasión también parece asociarse positivamente con la inteligencia emocional, así como con estrategias de afrontamiento más funcionales, como la aceptación y la reinterpretación, y disminución de estrategias de afrontamiento desadaptativas, como la rumiación (sobrepensar), la distorsión del pensamiento y la evitación (Neff, 2003; Neff, 2007; Neff & Vonk, 2009; Raes, 2010).
La auto-compasión finalmente se correlaciona positivamente con la sabiduría reflexiva y afectiva, y con la curiosidad (Bernard & Curry, 2011). El constructo muestra disminución del perfeccionismo inadaptado y procastinación (Williams, Stark, & Foster, 2008).
Varios estudios han demostrado la presencia de una asociación entre la auto-compasión y un sentido de conexión social, es decir, el grado de conexión percibida entre uno mismo y los demás, lo que sugiere que las personas caracterizadas por la auto-compasión tienen un mayor sentido de conexión con los demás y una visión menos aislada de sí mismos (Neff, 2003).
La asociación parece seguir siendo positiva incluso controlando los efectos de la ansiedad. También se ha encontrado un vínculo positivo entre la auto-compasión, el perdón y las acciones altruistas. Las personas capaces de aplicar auto-compasión parecen ser más capaces de construir relaciones auténticas y de apoyo mutuo, como lo confirmaría el hecho de que la auto-compasión también se correlaciona con una mejor calidad en las relaciones de pareja y de amistad (por ejemplo, Neff, 2011; 2012; Neff & Beretvas, 2013).
En lo que respecta a la empatía, en la hipótesis de Neff (2011), las puntuaciones más altas de auto-compasión también deberían asociarse con una mayor capacidad de asumir la perspectiva, la preocupación empática por los demás y niveles menores de angustia personal. De hecho, la auto-compasión parece disminuir la angustia personal.
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