Qué es y que no es Mindfulness
8 de Enero de 2025


A continuación expongo la descripción exacta de qué es y qué no es Mindfulness, según lo explica el profesor Jon Kabat-Zinn en sus libros, considerado el fundador del Mindfulness, Kabat-Zinn es un microbiólogo, profesor emérito de la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts con sólida experiencia en zen, yoga y budismo.


Es principalmente conocido por ser el primer impulsor como investigador y promotor del mindfulness en Occidente. Fue el primer director de la Clínica de Reducción del Estrés del Centro Médico de la Universidad de Massachussets.También es el creador del programa de Reducción del Estrés Basado en el Mindfulness o MBSR.


El término "mindfulness" es una forma de conciencia que surge centrando la propia atención, sin juzgar, en la experiencia presente, momento tras momento. Esta forma de toma de conciencia implica, por lo tanto, una atención especial prestada al momento presente, con la consiguiente mayor lucidez, claridad y aceptación de la realidad (Salzberg & Kabat-Zinn, 1997).


Aunque la atención plena es un concepto de origen budista, es importante subrayar que no es necesaria ninguna adhesión religiosa para vivir de manera mindful (Kabat-Zinn, 1990). La conciencia y la atención que constituyen la base de la atención plena pueden aplicarla tanto los creyentes, de cualquier religión, como las personas que no tienen intereses espirituales y/o religiosos particulares.


El mindfulness consistiría, por lo tanto, en una apropiación total de cada uno de nuestros momentos de vida, una forma de atención que nos lleva a un camino de exploración e investigación interior que facilita la autocomprensión (Kabat-Zinn, 1990).


De hecho, como señala Kabat-Zinn, perdemos mucho tiempo de nuestra vida precisamente por “la ausencia de nuestra presencia”: nuestro cuerpo puede estar allí en ese momento, pero si no somos conscientes, es como si no estuviéramos allí. Esto sucede precisamente porque a menudo se actúa sobre la base de un piloto automático, que guía, los pensamientos y emociones, sin siquiera, ser consciente de ello. Y si te detienes a pensar por un momento, puedes notar cuántas veces sucede que no sabes lo que estás pensando, sintiendo o haciendo, porque quien guía los pensamientos, sentimientos y acciones es sólo un “piloto automático”. El mindfulness, por el contrario, consiste en estar presente en cada uno de los contextos de la vida cotidiana en los que nos encontramos inmersos, en un instante después de otro. Significa estar consciente y despierto en el presente, tocar la vida en cada momento (Hanh, 2009). El mindfulness puede, por lo tanto, ser considerado como “el arte de vivir el presente en sí mismo” (Kabat Zinn, 1990). Por esto el mindfulness permite tener una experiencia de la propia realidad interna, hecha de emociones, sentimientos, sensaciones, dolores y alegrías de modo consciente, sin ninguna distorsión. De la misma manera, la experiencia externa también se vive en plena presencia. Es por esto que se considera el mindfulness como "la puerta que lleva a entrar en el modo de ser" (Williams & Penman, 2011), ya que nos permite conocer el mundo de una manera diferente, poniéndonos en contacto con los sentidos para ver, sentir, tocar o saborear lo que está en el momento presente como si fuera la primera vez, con esa curiosidad que nos lleva a no dar nada por sentado.


Es sólo prestando atención y conciencia como elegimos el universo en el que habitar, entendido como la vida que queremos vivir. En la mayoría de las personas, en cambio, las elecciones se hacen inconscientemente y esto lleva a vivir en una realidad que no se ha elegido, arriesgándose así a vivir una vida guiada por los deseos o anhelos de otros, por los hábitos, las costumbres o los miedos.


El mindfulness tiene tres características peculiares. En primer lugar, consiste en una atención focalizada, orientada exclusivamente a un objeto, como la propia respiración o la totalidad de la experiencia del momento. Cuando el objeto se desenfoca, es importante reenfocar la atención con amabilidad, pero también con firmeza.

La segunda característica se refiere al hecho de que siempre está dirigida al momento presente, porque considera el aquí y ahora y la experiencia del momento. Si uno se da cuenta que la atención se desplaza hacia el pasado o el futuro, se debe, siempre con serena determinación, reposicionarla en el presente y en la experiencia que está viviendo.

El mindfulness, de hecho, nos lleva a estar en el presente y no vivir para el presente. Puede parecer un juego de palabras, pero vivir realmente en el presente significa vivir una vida real, plena, sentida, en la que la realidad, positiva o negativa, no se niega ni se juzga, sino que se observa y se participa. Vivir para el presente significa, en cambio, estar obligado a buscar continuamente eventos y emociones fuertes, persiguiendo satisfacciones de naturaleza narcisista. En este modo, la infelicidad está a la vuelta de la esquina: basta con que algo se escape, como el prestigio o el amor, para que todo se derrumbe. El mindfulness es, en cambio, vivir en el presente, y en su plenitud del aquí y ahora. Por último, el mindfulness está caracterizado por no categorizar y no juzgar, porque no usa clasificaciones o juicios sobre la experiencia (Kabat-Zinn, 2012). También en este caso, cuando nos damos cuenta que se está juzgando la experiencia, es necesario volver a un estado de aceptación, que no se debe confundir, en absoluto, con la resignación. La atención así caracterizada nos permite ver la realidad por lo que es, sin construir una que no existe pero que nos gustaría o sin negar una realidad que nos asusta. Por eso se puede decir que el mindfulness nos permite relacionarnos con la experiencia del momento presente por cómo es realmente, no de manera distorsionada o simulada, incluso en aquellas situaciones difíciles en las que puede ser más difícil regular las propias emociones. De hecho, simular una realidad que no es cierta, pero que se adapta a lo que quisiéramos o niega lo que tememos, no nos permite alcanzar y mantener una situación de bienestar porque no nos permite reconocer la presencia de un determinado evento o sus causas. Es por eso que el mindfulness puede considerarse como "la capacidad de no ver lo que no está ahí, sino sólo lo que está ahí". No prestar atención a la realidad puede llevarnos a vivir en una "burbuja narrativa" (Kabat-Zinn, 2012), es decir, en un mundo que no existe realmente, en el que podemos sobrevalorar o subestimar el potencial, las capacidades o los signos, viviendo así con ilusiones cotidianas que afectan a la forma en que sentimos, nos comportamos y vivimos.

Aunque la atención plena es un concepto de origen budista, es importante subrayar que no es necesaria ninguna adhesión religiosa para vivir de manera mindful (Kabat-Zinn, 1990). La conciencia y la atención que constituyen la base de la atención plena pueden aplicarla de hecho tanto los creyentes, de cualquier religión, como las personas que no tienen intereses espirituales y/o religiosos particulares.


Dos serían los aspectos esenciales del mindfulness:

-El primero consiste en la autorregulación del enfoque en la experiencia inmediata (Bishop et al., 2004). La idea es que el mindfulness consiste en la capacidad de regular la atención a los eventos, mentales y reales, del momento presente. Como ya se ha dicho, de hecho, la atención está enfocada, es decir, dirigida y guiada por la experiencia que se está viviendo, sin dejar que se disperse en otros lugares y tiempos, como el pasado o el futuro.


-El segundo aspecto en el que Bishop y sus colaboradores (2004) centran su atención es la orientación específica de la experiencia, caracterizada por actitudes de aceptación, curiosidad y apertura mental. Esta aptitud permite vivir la propia experiencia por un lado sin poner excesiva identificación en los propios problemas y por otro sin obligarse a distorsionar o evitar la realidad. Pero, la aceptación no debe confundirse con la resignación. Aceptar significa ver la realidad tal como es sin intentar modificarla a voluntad.


Hay cuatro aspectos claves en el Mindfulness. Que podemos resumir del modo siguiente:

1. La conciencia, es decir, el conocimiento consciente de la propia experiencia, como los pensamientos, las emociones, los eventos externos y las sensaciones físicas.

2. La atención focalizada, es decir, la capacidad de permanecer con la mente en un objeto o fenómeno, sin distracciones, y eventualmente volver a ella si el foco se estaba moviendo a otro lugar.

3. Focus en el momento presente: la atención y la conciencia no se dirigen hacia el pasado o el futuro, ni hacia ningún otro lugar intermedio. Es el momento presente, el aquí y ahora, el objeto de la conciencia y la atención.

4. Aceptación sin juzgar: la actitud hacia la propia experiencia interna y externa se caracteriza por la falta de juicio. Es decir, las propias experiencias se experimentan tal cual, positivas o negativas, sin tratar de distorsionarlas o negarlas; viéndolas tal como son en la realidad.


Estos cuatro componentes son necesarios. De hecho, la presencia de la atención o la conciencia, sin estar dirigida al momento presente, puede convertirse en ansiedades, preocupaciones y rumores sobre el pasado o el futuro. La falta de aceptación en presencia de la atención y la conciencia puede, en cambio, fomentar sentimientos de ira y hostilidad. Por lo tanto, no se puede hablar de mindfulness cuando los cuatro componentes clave del constructo no están presentes.


MINDFULNESS COMO DISPOSICIÓN PERSONAL Y COMO HABILIDAD EJERCITABLE


El mindfulness se considera tanto como un rasgo, es decir, una disposición personal para mostrar una conciencia sin prejuicios y una atención dirigida al momento presente, como una habilidad que se puede ejercer a través de la práctica.


En cuanto al mindfulness disposicional, es decir, la tendencia personal a mostrar una conciencia sin prejuicios y una atención al momento presente, es posible imaginar un continuum: por un lado, tenemos el ser mindful, con todas las características enumeradas en el párrafo anterior. En esta modalidad no hay respuestas automáticas, pero cada experiencia del momento presente, incluyendo los pensamientos, las emociones y el comportamiento, se viven con total conciencia. En la otra parte del continuum hay una modalidad de ausencia de atención definida mindlessness. Con el término mindlessness se indica una situación en la que la atención y la consciencia en el momento presente desaparece o se debilita a causa de los recuerdos y las inquietudes del pasado o por las ansiedades y preocupaciones por el futuro. En presencia de mindlessness, la atención y la conciencia están tan ausentes que cada comportamiento se lleva a cabo de forma automática y compulsiva: es sólo un “piloto automático” el que guía la vida de uno. Incluso las emociones y pensamientos son experimentados y vividos automáticamente, sin que sea posible llegar a conocerlos. Esto facilita la aplicación posterior de comportamientos que no se basan en pensamientos o emociones profundamente conocidos, sino que a menudo sólo están distorsionados o desnaturalizados. Este estado de mindlessness puede durar meses o años, hasta que se convierte en un modo crónico de “no vida”, que puede conducir a diferentes síntomas físicos y psíquicos. Es decir a una sensación de insatisfacción vital, desesperanza, ansiedad o somatizaciones en forma de dolores o problemas de salud.


Por tanto los perjuicios de una vida en “piloto autoático” son suficientemente graves como para ponernos manos a la obra en atender nuestra vida y atendernos con mayor consciencia.

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